Escoger una vajilla de cerámica personalizada es algo muy habitual hoy en día tanto en restaurantes como en viviendas particulares. Pero a la hora de fabricarlas hay que tener en cuenta que no todo vale y que no se debe hacer un mal uso de ellas. De hecho, hay que tener muy claro qué es lo que se puede utilizar en un objeto que está destinado al uso alimentario.
Precauciones a la hora de elegir una vajilla de cerámica
Existen una serie de materiales con los que hay que tener especial precaución a la hora de utilizarlos en una vajilla de cerámica. Por ejemplo, con los calcas tanto en el interior de la misma como en las zonas en las que los alimentos pueden entrar en contacto con ellos. También hay que tener especial cuidado con los cristales y con los esmaltes de selenio y de cadmio.
De igual manera, hay que prestar mucha atención a elementos tóxicos tales como el pentóxido de vanadio, las sales solubles o el carbonato de bario, ya que pueden pasar a los alimentos que se van a consumir y provocar una intoxicación en las personas.
Así mismo, tanto los platos, como los vasos, cuencos u otros objetos de la vajilla se encuentran expuestos a la acción de distintos agentes. Uno de ellos son los ácidos que se pueden encontrar en la leche, en los limones o en el vinagre, productos que se consumen habitualmente y que dañar las piezas de la vajilla de cerámica. El agua caliente, el fuego, el lavavajillas y el microondas también contribuyen a que se estropeen por lo que hay que evitar su utilización.